Sueño con que algún día los japoneses inventen vacas pequeñitas, mucho más pequeña que la de la imagen que encabeza mis deseos...
De un tamaño mínimo, que me quepa en la palma de la mano. Sí, una pequeña vaca lechera a la que pueda ordeñar para cortar el café de las mañanas. Oh! Que feliz sería con una pequeña vaquita...